978-958-732-628-4
Año:
2023
Idioma:
Español
Tipo:
Físico
Presentación:
Tapa dura
No. de páginas:
330
Formato:
17x24
Biografía del autor
De los autoresDe Léon Douay sabemos poco. En la década de 1860 trabajó como agente de una compañía farmacéutica francesa en la región de Silvia (aunque en su artículo en este libro dice que vivió en Tacueyó), donde crecía una variedad de quina especialmente rica en el componente con el que se trataba la malaria. Los paeces le atrajeron, evidentemente, y coleccionó unas cuantas postales etnográficas –hechas por él y por sus colaboradores locales–. También se interesó por la lingüística (no solo de las lenguas indígenas del Cauca), pero solo cuando ya estaba de regreso en Francia; si es así, como parece, las listas de palabras que utilizó en sus trabajos le fueron enviadas por esos colaboradores mucho después de su estancia de varios años en el Cauca.
La vida de Henri Pittier Fábrega (1857-1950) es más conocida. Nació en Suiza y murió en Caracas después de pasar varias décadas de su vida en Centroamérica y Venezuela. Geógrafo de formación, se interesó por las arañas, los hongos y las plantas; también por los indios, una obvia extensión en sus intereses de naturalista. En la década de 1910 trabajó como botánico en el Departamento de Agricultura de Estados Unidos. Su trabajo lo trajo al Cauca, seguramente «atraído por la naturaleza desbordada del trópico y la disponibilidad de un territorio virgen para sus estudios», como señala, sin ironía, una breve biografía suya escrita por Luisa Pérez y Daniel Sarmiento.
El alemán Horst Nachtigall, nacido en 1924 y muerto en 2013, trabajó en el Instituto Colombiano de Antropología entre 1952 y 1953 como jefe del Departamento de Antropología Física, Paleontología y Arqueología. Durante su estadía de poco menos de dos años en Colombia viajó por el suroccidente del país y permaneció unos meses en Tierradentro, donde hizo excavaciones arqueológicas y realizó descripciones etnográficas. El resultado de sus trabajos en la región se tradujo en artículos publicados en revistas colombianas y en un libro en alemán (Nachtigall 1955).
El trabajo y la trayectoria de Gregorio Hernández de Alba (1904-1973) están bien documentados, sobre todo gracias a su carácter de ave rara, pero influyente, en la naciente antropología colombiana en la década de 1940 (véanse Perry 2006; García 2012; Llanos y Romero 2016). Hernández fue uno de los pocos antropólogos de la época que se suscribió al indigenismo, una poderosa retórica nacionalista que instrumentalizó a la disciplina para convertirla en un arte de buen gobierno. Hernández vivió en Popayán entre 1946 y 1951 como director y fundador del Instituto Etnológico del Cauca e hizo varias observaciones etnográficas entre los indígenas de la cordillera Central. Sus contactos permitieron la incorporación al instituto del prolífico académico norteamericano John Rowe (1918-2004), investigador del Institute of Social Anthropology del Smithsonian, quien se convertiría en un conocidísimo incanista. Rowe estuvo en el Cauca entre 1946 y 1948, época de la cual data la descripción incluida en este libro.
Jesús María Otero, nacido en Silvia, una avanzada de poblamiento blanco en territorio indígena, dejó pocas huellas que puedan ser rastreadas. Fue rector del Liceo de la Universidad del Cauca en los años previos a su paso a la nación (1962) y parece que trabajó en la Gobernación del Cauca, probablemente en la Secretaría de Educación; por lo menos dejó constancia de su «carácter oficial de visitador de escuelas» (Otero 1952: 121). Quizás fue ese trabajo el que le permitió conocer, y describir, las zonas indígenas del Cauca, además de las relaciones que debió tener debido a su lugar de nacimiento.
Finalmente, Segundo Bernal fue uno de los primeros antropólogos egresados del Instituto Etnológico Nacional, cuando esa institución hacía docencia (1946-1958), además de investigación. Sevilla señala que Bernal «llegó a Tierradentro como investigador del Instituto de Antropología y, para ayudarse económicamente, como administrador del parque» (2007: 133). En esa posición debió trabar relación con muchos indígenas, que se convirtieron en su fuente de información.