Los cinco trabajos reunidos en este libro, enmarcados en la denominada Nueva Historia Política, tienen en común indagar la política desde una perspectiva diacrónica, que abandona las grandes figuras políticas de antaño, las cuales monopolizaban la escenografía histórica, para en su lugar, ocuparse de fenómenos considerados hoy centrales en la comprensión de la historia del poder. Por una parte se ocupa del Estado, a partir de sus prácticas y dinámicas ejercidas por los funcionarios y sus representantes, quienes a partir de su ejercicio cotidiano institucionalizan una forma de ejercer la autoridad. Por otra y en esta misma línea se estudian las políticas, más allá del formalismo, para examinar como éstas se operacionalizan y se yuxtaponen en las estructuras presentes en un contexto regional determinado. Por lo anterior la variable cultural tiene su lugar. Particularmente se observa en ciertas coyunturas cómo las prácticas políticas tradicionales se traslapan con nuevas ideas del que hacer de la política, para dar paso a inéditas formas de actuación y rituales políticos. Aquí el problema de la identidad cobra capital importancia, concretamente con el advenimiento del modelo republicano, donde las nociones de democracia y ciudadanía, emergentes en los discursos, constituciones y lenguaje cotidiano, son re- significados por los múltiples actores en la arena política, y donde la memoria, el contexto y el pasado, tienen un espacio central para comprenderlo.